Innovación 5.0: innovación abierta
Y
llegamos a principios del siglo XXI. Época de más intensa globalización. “El
mundo es plano” en boca de Thomas Friedman, autor del best-seller del mismo
nombre: la fuerza de internet globaliza y aplana totalmente el planeta. La
información estratégica (de oportunidades, de proveedores, de negocios, de
tecnologías…) está en todas partes y es accesible por todos, a costo
prácticamente cero, gracias al poder igualador de internet.
Henry
Chesbrough, profesor de Berkeley, demostró, bajo este paradigma global, que no
es suficiente involucrar a los agentes de la propia cadena de valor en la
constitución de un proceso de innovación robusto. Se requiere la incorporación
de oportunidades que surgen de otras cadenas de valor y de otros entornos de
desarrollo tecnológico. De forma imperceptible, sobre la ola del imparable cambio
tecnológico y la apertura de los mercados, presionadas por las tremendas
fuerzas de la competencia global, las ventajas competitivas buscan fuentes
alejadas del entorno inmediato de la empresa.
Síntesis: seis olas de innovación, seis paradigmas de gestión
En
síntesis, el mundo ha asistido a la irrupción de seis olas de innovación, que
configuran el actual fenómeno complejo de la innovación:
Primera ola: la unidad de análisis es la oportunidad
tecnológica. Una nueva tecnología es introducida en el mundo económico, creando
lo que Schumpeter denominó olas de destrucción creativa. La tecnología
triunfante genera un orden de cosas superior al anterior. La fuerza dominante
es la de la investigación y el desarrollo: la racionalidad científica se
convierte en innovación tecnológica, y es absorbida por el mercado. Un mercado
que actúa bajo paradigma de demanda excedente: todo lo que pueda ser comprado
será comprado. La innovación, bajo este paradigma, es rupturista por
definición. En estas condiciones se desarrollan las grandes rupturas
tecnológicas de la humanidad: la máquina de vapor, el ferrocarril, la llegada
de la energía eléctrica a los hogares, la producción masiva de automóviles, las
aviación comercial o, en última instancia, internet.
Segunda ola: la unidad de análisis es la oportunidad de
mercado. El fenómeno innovador es disparado desde la demanda del mercado. La
innovación responde a peticiones de los clientes, en una lógica market-pull, y
bajo un paradigma de demanda limitada y sobresaturación de los mercados. Llega
la tiranía del consumidor. Es la era del marketing: hay que escuchar al
cliente, mimarle para fidelizarle. Pero el cliente pedirá mejoras, no cambios
ni rupturas de paradigma. Nadie puede pedir lo que no puede imaginar: la
innovación se torna incremental.
Tercera ola: la unidad de análisis es la empresa. La
empresa debe convertirse en sistema innovador para gestionar a la vez ambas
fuerzas: las de la ruptura tecnológica y la del incrementalismo del mercado.
Ambas fuerzas convergen y compiten en las organizaciones, generando el
apasionante dilema de la innovación: explotar lo conocido, mejorándolo; o
explorar lo desconocido, cambiándolo y transformando el entorno. La innovación
se convierte en tensión organizativa. Cuando gana la inercia del pasado y el
incrementalismo, los líderes de la industria se ven superados por jóvenes
start-ups dotadas de mayor flexibilidad estratégica y radicalidad innovadora.
Y, para disciplinar la sistemática innovadora, las organizaciones deben
incorporar sistemáticas de gestión a imagen de los modelos TQM de gestión de la
calidad. Modelos que, en general, quedan obsoletos cuando se convierten en un
instrumento más del inmovilismo, en una coartada para disfrazar la simple
mejora de la innovación.
Cuarta ola: la tensión innovadora desborda a la
organización. El entorno sigue acelerándose y cambiando más rápidamente que la
empresa, la cual debe echar mano de su contexto inmediato para innovar con más
velocidad y eficacia: la cadena de valor. Competirán cadenas de valor contra
cadenas de valor, aunque éstas se escondan tras sus firmas líderes (General
Motors contra Ford, Airbus contra Boeing, Zara contra H&M), luego innovarán
cadenas de valor contra cadenas de valor. Para ello, se integrarán sistemas de
información, procesos logísticos y equipos de I+D, que pasarán de ser
multidisciplinares a ser multi empresariales. El modelo de gestión imperante es
el de la integración y gestión estratégica de la cadena de suministro.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario